La Mirada es un símbolo de atención, respeto y compromiso en la relación médico - paciente, por lo general en los ambientes hospitalarios son muy pocos los que miran al paciente a la cara creando de antemano una barrera que se acompaña de silencios absolutos, desencadenando un proceso de despersonalización cuyo fin limita la comunicación.
Por otra parte, las pautas de mirada a pacientes con defectos físicos notorios tienden a ser más rígidas que las que se dan en la interacción normal. También, mirar excesivamente y con insistencia a un paciente, sin causa alguna aparente, posee probablemente efectos negativos, al hacer que el paciente se sienta a sí mismo como una persona rara, mala o gravemente enferma.
En definitiva la mirada, regula el flujo de la comunicación y aporta información muy valiosa, si se sabe interpretar adecuadamente; juega un papel muy importante en la percepción y expresión del mundo psicológico de un paciente. La mirada a diferencia de otros gestos no desaparece, aunque ubicada y originada en los ojos, no muere en ellos, va más allá. Y esa, es la capacidad de proyección que confiere tanta importancia a la mirada.
El mirar a los ojos a un paciente permite regular el acto comunicativo, mejora la atención, indica que el contenido de una interacción nos interesa, genera confianza e imposición, mirar mientras se escucha permite obtener una información visual que complementa la información auditiva y por ende la información suministrada por el paciente. Con la mirada expresamos emociones, podemos leer el rostro de otra persona sin mirarla a los ojos, pero cuando los ojos se encuentran, no solamente sabemos cómo se siente el otro, sino que él sabe que nosotros conocemos su estado de ánimo. Adicionalmente en ciertas ocasiones podemos reconocer cuando un paciente no habla con la verdad.
A través de la mirada se pueden analizar diferentes aspectos como la dilatación de las pupilas, el número de veces que se parpadea por minuto, el contacto ocular y la forma de mirar entre otros.
La dilatación de las pupilas a parte de ser un indicador de interés y atractivo, puede orientar hacia la presencia de una enfermedad como establecer la actitud de una persona frente al compromiso que asume con respecto al cuidado de una enfermedad, ya que cuanto más favorable sea la actitud mayor será la dilatación de las pupilas, también es posible evaluar los cambios de actitudes a través del tiempo mediante los cambios paralelos en las respuestas de las pupilas. Adicionalmente, el número de veces que se parpadea por minuto está relacionado con la tranquilidad y el nerviosismo, es muy común notarlo en el primer contacto del medico- paciente. Cuánto más parpadea una persona, más inquieta se siente.
Entre mas contacto visual del medico con el paciente y viceversa mas éxito se lograra en el diagnostico y tratamiento de una enfermedad. Adicionalmente con la frecuencia que miramos al otro es un indicador de interés, agrado o sinceridad. La evitación de la mirada o el mirar a los otros sólo fugaz y ocasionalmente impide recibir retroalimentación, reduce la credibilidad del medico o el paciente y da lugar a que se atribuyan a éste características negativas. Un contacto ocular poco prolongado suele ser interpretado como falta de atención, descortesía, falta de sinceridad, falta de honradez, inseguridad o timidez. El dejar de mirar a los ojos, bajando la vista suele ser tomado como signo de sumisión.
El mantenimiento ocular se refiere a cuánto tiempo prolongamos el contacto de nuestra mirada con la de la otra persona. En la clínica cuando se busca hablar con los familiares o incluso el mismo paciente es muy común por parte del medico realizar miradas prolongadas sin parpadear intentando dominar, intimidar o influir sobre otros con respecto a una decisión de urgencia que pone en peligro la vida del paciente. También, un prolongado contacto ocular se considera, generalmente como manifestación de superioridad por parte del medico y por parte del paciente e incluso del mismo medico, falta de respeto, amenaza o actitud amenazante, ganas de insultar.
Referencia Bibliográfica:
REYNA MARÍN, Genoveva. La observación en procesos de aprendizaje grupal en el contexto de la educación de personas jóvenes y adultas. Revista Interamericana de Educación de Adultos.
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Fecha:Marzo 5 del 2008